sábado, 11 de agosto de 2018

Adiós, Tor

Estaba ya bastante malito, con la tiroides estropeada. Y mayor, muy mayor. Pero ya se sabe, que los animales envejecen mejor que nosotros y se les nota menos, sobre todo, a los que tienen pelo o plumas. A Tor le puse yo el nombre, que no es otra cosa que una breve descripción de su persona al poco de nacer: Todo Orejas y Rabo (TOR).


Pasó toda su juventud y buena parte de su adultez com MIS (Muy Ilustre Señor), de color marrón atigrado, luego llamado MISNIS, (por el que María sentía un cariño que era mutuo y que la acompañó a pie de cama en su enfermedad) ,al que Tor rendía pleitesía y admitía como jefe y líder. De pequeño se permitía alguna cuchufleta con el serio Mis, hasta que se dio cuenta de que a Mis no le agradaban mucho las confianzas.

Era entre meloso e independiente, cazador en ocasiones y presumido de sus hazañas ya que nos traía las plumas de sus víctimas a la puerta de casa para que fuesemos conscientes de sus logros cinegéticos. Cuando cazaba desaparecía y pasaba de comer su pienso, debido al atracón matutino. Yo le regañaba, pero contra el instinto, poco cabe hacer. Últimamente, se había apuntado casi exclusivamente al yogur, que le refrescaba y pasaba bastante del pienso.

La última noche que le vi, estaba acurrucado en el quicio de la ventana de la cocina, no quería comer y por sus mejillas se escapaban gruesas lágrimas. Creo que vino a despedirse. Y allí lo dejé al irme a dormir.

He perdido un compañero de soledades y ambos nos las lamíamos como podíamos. Un compañero de día tras día. que son los buenos y fieles. Anteayer ya no estaba en el quicio de la ventana de la cocina, donde me esperaba cada día, para desayunar. Al Dios de los gatos y, por si acaso al nuestro, les pido que se lo hayan llevado allí donde haya mucha caza, mucho yogur, poco pienso y muchas gatitas, de las que aquí no disfrutó. Gracias por tu amistad y compañía. TOR, descansa en paz.

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