domingo, 20 de enero de 2019

Demagogia presupuestaria

Por fin Sánchez presentó los PGE en el parlamento, esos que dice que son tan sociales. Claro, proviniendo de sociatas, se entiende. Pronto, los veremos aprobados por el frente popular, porque a todos interesa que siga en la Moncloa este presidente.

 A cambio se ha comprometido a no aplicar el ya trasnochado 155, el traspaso de las cárceles a la Generalidad, el acercamiento de los etarras a cárceles vascas, chorros de dinero A Cataluña y Vascongadas, mientras que los trenes de Extremadura, el Canfranero, los de Zaragoza- Valencia, La Coruña-Ferrol, Madrid-Ferrol por León, van a carbonilla y otros muchos más van por las vías pobres.

Según la propaganda que el Gobierno y sus voceros afines repiten machaconamente, estos presupuestos  van a fundir a los especuladores con un nuevo impuesto con el que prevé recaudar 850 millones de euros.

El Impuesto sobre Transacciones Financieras, ese que iba a crujir a los bancos en contraprestación al rescate de 40.000 millones del ala que pusimos entre todos los ciudadanos, solo afectará a la compraventa de acciones de 60 sociedades cotizadas.

Para este viaje y tan ridícula recaudación no hacían falta tantas alforjas. Porque si usted se lee la letra pequeña de los PGE, como he hecho yo, se darán cuenta que el Impuesto sobre Transacciones Financieras (ITF) es un tributo indirecto que grava con un 0,2% las operaciones de adquisición de acciones de sociedades españolas, con independencia de la residencia de los agentes que intervengan, siempre que sean empresas cotizadas con una capitalización bursátil superior a los 1.000 millones. Las 60 que ya dijimos.

Las exenciones de pago son tantas que los sujetos pasivos del impuesto (es decir, los paganos) se reducen a las sociedades que operan en el especulativo mercado secundario.

Ahora les digo la otra cara de la moneda y recalaco lo de cara, un dato: la nómina mensual de pensiones correspondiente a diciembre de 2018 fue de 9.317,9 millones de euros. Y la de Enero, con la subida y las nuevas incorporaciones va a ser todavía mayor. Lo que el gobierno y esa ministra de Hacienda tan dicharachera nos ocultan es que mientras que a la banca, a la gran banca la sangran con tanta saña con 850 millones, a empresarios y a los trabajadores  los van a freír con 9.269 millones más en cotizaciones a la Seguridad Social.

Joder (perdón), con lo social.
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NOTA: Para no alargar la exposición, en el próximo artº nos referiremos a las nefastas consecuencias que tiene no guardar una estricta disciplina presupuestaria. Se van a quedar con la boca abierta.

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