miércoles, 13 de marzo de 2019

La solución tampoco es Zinedine Zidane

Al poco de irse Cristiano del Madrid y empezar el llanto y el crujir de dientes de este gran club, que no siempre gran equipo, nos atrevimos a decir que aquel Madrid tan exitoso era Cristiano y casi exclusivamente, Cristiano. "Cuando el Madrid era Cristiano Rolando"


De entonces acá, las cosas no le han ido bien al club del Paseo de la Castellana, avatares de los dos últimos entrenadores incluidos, que resultaron ser grandes fiascos. El primero además de por su incompetencia frente al equipo  -que no quiere decir que lo sea en otras circunstancias-   por una falta de ética deportiva y el segundo por no poder hacerse con el equipo, que se quedó desarbolado tras la salida de Cristiano.

Como dijimos entonces, el Madrid era Cristiano. Y punto. Y de nada va a servir la reentré de Zidane, porque el problema del Madrid no es de los entrenadores sino de los jugadores. El equipo era Cristiano porque en él se materializaban los esfuerzos del equipo y, sólo él, era capaz de llevarlo a buen fin.

Al irse Cristiano, el equipo se quedó sin organizador, líder, marcador, etc. Zidane, sin Cristiano lo podrá hacer mejor que el que ahora se va pero no podrá recuperar el Madrid de cuando estaba Cristiano. La prueba de lo que digo está en cómo se maneja La Juventus, el club en que ahora milita la estrella.

El fútbol actual practica unas estrategias equivocadas, basadas en el dinero, que en la mayor parte de los casos resulta ser nefasto para los éxitos de los clubes. Hoy día no se hacen equipos. Hoy día se contratan estrellas, que si encajan en el equipo o al revés, pues bien. Y si no, pues millones y millones tirados a la basura. Perdón, perdón, al bolsillo de estas figuras y todos aquellos que parasitan a su alrededor.

No hace mucho, también dijimos en otro artículo ( ¿Futbolistas?: no, delincuentes ) que en este antaño noble deporte del fútbol, que ahora se parece más a una gran pasarela de vedettes, las superestrellas por mucha veneración que reciban del público al que le han sacado las ideas y el dinero, suelen ser delincuentes confesos por defraudar a los erarios de aquellos países en que juegan. Al erario que todos nosotros sostenemos. Y esta opinión, la reiteramos y sostenemos.

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