martes, 20 de noviembre de 2018

Semper fidelis

Reconozco que me impactó un breve reportaje radiofónico sobre la jubilación de un miembro de la Guardia Civil. El Jefe del Grupo de Rescate en Altura en Montaña de la Guardia Civil. Después de casi 40 años de servicio a todos y en especial a los montañeros, vuelve a su familia con su pensión, que como mucho no llegará mensualmente a los 2.000 euros.

En su haber están más de 3.500 operaciones de rescate en las que participó activamente, jugándose en casi todas ellas la vida, esnafrada contra una pared de la montaña, en noches heladas, horas intempestivas, interrumpiendo celebraciones, para acudir allí donde el prójimo lo estaba pasando muy mal. De estas operaciones, certificadas como tal, salvó de una muerte segura a 657 personas, que sin la actuación de los GRAM ya no lo contarían.

Yo me pregunto: ¿Qué español se va de su vida profesional con este haber? Pues, por lo que yo le oi se fue tranquilo, sin más, anhelando cuidar a sus nietos y con algo muy importante; con el deber cumplido. Y añado yo, joder, con algo más.

(A continuación reproduzco unos párrafos del editorial de OKdiario titulado "Mis dos héroes" sobre la concesión de una condecoración del Círculo Ahumada a Álvaro Cano, Óscar Arenas y Eduardo Inda, los dos guardia civiles atacados con sus parejas en Alsasua por filo terroristas.
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"Óscar y Álvaro representan lo mejor de lo mejor de una Guardia Civil cuyos valores, al igual que los de la Policía y el Ejército, simbolizan lo mejor de lo mejor de este gran país que todavía continúa siendo España mal que les pese a los Otegi, Iglesias, Puigdemont, Barcos y demás malajes que se quieren cargar nuestra democracia, nuestra libertad, nuestra convivencia, nuestra historia, y nuestros derechos civiles. Óscar y Álvaro son diez mil veces mejor ejemplo para nuestra juventud que los futbolistas de turno o los raperos de guardia. Las virtudes que les adornan, sacrificio, honradez, lealtad e insobornable respeto a la ley, deberían ser parte del material didáctico de nuestras escuelas. Claro contraste con los libros de texto que se emplean en Almería en los que se cuela de matute la imagen de un tipo idéntico a ese Pablo Iglesias financiado por dos dictaduras terribles.

Siempre que hay problemas, ahí está la Guardia Civil dispuesta a dar su vida para salvar la del prójimo

En nuestras aulas deberían enseñarse los valores y los principios que adornan a la Guardia Civil. Menos propaganda basuresca socialpodemita y más ética, más decencia, más lealtad, más sacrificio y más respeto a nuestras leyes. La Guardia Civil es Óscar y es Álvaro pero son también los 230 compañeros asesinados por los padres intelectuales de los matones de Alsasua. Beneméritos son los agentes que se fueron a San Lorenzo a salvar vidas en medio de una riada infernal. Ciudadano moralmente superior es Juan Francisco Lozano, que falleció apuñalado hace tres semanas en Don Benito al intentar poner paz en una pelea. Y personas superlativas son los guardias civiles que fueron en socorro de decenas de miles de vascos durante las terribles inundaciones que asolaron al País Vasco en 1984 o los tenaces 50 armarios que levantaron la prensa hidráulica de una tonelada bajo la cual malvivió Ortega Lara 532 días. Al igual que los GRS que participaron en el despliegue para evitar el golpe de Estado del 1-O y que hace dos semanas fueron dejados a los pies de los caballos por unos magistrados incalificables de la Audiencia de Barcelona.

Me dejo a miles de agentes anónimos cuyas heroicidades nunca saldrán en los periódicos y con los que los españoles de bien tenemos una deuda eterna e impagable. Siempre que hay problemas, ahí está la Guardia Civil dispuesta a dar su vida para salvar la del prójimo. Incluida la de un Pablo Iglesias cuyo cavernícola odio al cuerpo le llevó a recibir en el Congreso a los familiares de los terroristas de Alsasua.

Manda huevos que los 85.000 guardias civiles y los 78.000 policías nacionales continúen cobrando un 20% menos que los ertzainas y que esos Mossos que incumplieron su deber legal el 1-O. Claro que a Sánchez, y no digamos a Iglesias, les pone más dar pasta pública a los autores del golpe de Estado que a quienes trataron de evitarlo por orden judicial, les parece más decente y progre sentarse con los jefes de ETA que con las víctimas del terrorismo.

Todos somos Óscar y Álvaro. Todos debemos ser como ellos. Como esa Guardia Civil fundada por un prohombre navarro, el duque de Ahumada, que continúa haciendo honor a ese maravilloso himno que termina con 19 palabras que no podemos ni debemos olvidar: “Viva España, viva el Rey; viva el orden y la ley; viva honrada la Guardia Civil”. Semper fidelis."

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