Sólo a título de ejemplo |
Son unos pocos, diciendo las mismas chorradas repetidas una y mil veces, tópicos que todo el mundo sabe, elementalidades, obviedades que no van a ninguna parte que ni aportan nada ni tienen función didáctica alguna.
Le dan patadas al diccionario de la RAE una y otra vez y tienen como deporte el pisarse la manguera entre ellos, interrumpiéndose constantemente. Entre esto y las parvularias preguntas de los presentadores, que les cortan porque permanentemente están en un nuevo estado de la naturaleza que es el de fuera de tiempo, los programas se parecen, ya quisieran, al camarote de los hermanos Marx o los diálogos del genial Gila. Se salvan dos o tres excepciones y algunos podrían ir al circo de los milikitos, que no desentonarían nada.
Este es el nivel de comentarios, comentaristas en que nos movemos. En otra entrada hablaremos de los programas, la mayoría, que llevan en antena o en las parrillas televisivas, el que menos, 20 años cuando no 30 o 40. Me río yo del inmovilismo del Movimiento Nacional.
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