martes, 18 de noviembre de 2014

¿Estaba la familia real al loro de "la cosa" de Urdangarín?




Desde luego, que la infanta lo estaba, no cabe duda. Así lo afirma el auto de la Audiencia de Palma al imputarle dos delitos de fraude fiscal. Pero, a pesar de esta imputación, la Fiscalía incurre en una evidente contradicción "in terminis". Viene a decir que la infanta Cristina de Borbón se enteraba que los dineros que manejaba no habían pasado los filtros fiscales legales, pero no se enteraba de su origen. De lo que sí se enteraba esta señora era de las suntuosas compras en que se gastaba unos dineros que le llovían del cielo y atravesaban la Agencia Tributaria, sin romperla ni mancharla.

El libro que ha escrito el también imputado Diego Torres, el socio de Urdangarín, ( “Urdangarin y la Copa América”, redactado bajo el pseudónimo de “Ricardo Grenville) censurado en España, y publicado en Canadá, contiene afirmaciones de que al loro de las andanzas del Duque de Palma (?) y colaborando en las mismas estaba el Rey emérito, su asesor y asistente de las infantas y más familia colaborando en lo de los contactos, los eventos y demás ventas de humo; de nada. Este párrafo, pone los pelos de punta:
“En retrospectiva no queda más remedio que reconocer que toda la familia real conocía y apoyaba a Iñaki Urdangarin en sus proyectos. No sólo el rey y la infanta Cristina realizaron funciones en el sindicato Ayre. También la infanta Elena y el propio príncipe Felipe tenían relevantes cargos de representación y asesoramiento en la última versión del organigrama. Hasta la reina se hubiera llegado a involucrar indirectamente en el proyecto. La realidad está muy alejada de la interesada versión que ha intentado trasmitir la casa real, según la cual Urdangarin actuaba sin el conocimiento del rey y aprovechándose de su condición de miembro de la familia real“

Por lo menos, a los ciudadanos nos queda el derecho a la duda. Llevamos soportando, día sí y día también casos y más casos de corrupción sin que haya pasado gran cosa a sus beneficiarios. Ya que nada es transparente en nuestra trapacera política, tenemos derecho a dudar sobre aquello de lo que existen indicios que vienen dictados por eso que todo el mundo entiende y se llama sentido común.


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