El presidente de Adif Foto: fomento.gob.es |
Ese presidente no se ha enterado que está en las hemerotecas lo que decían al respecto todos los diarios, las declaraciones del entonces ministro Blanco, las revistas de Adif y Renfe y lo que dice la propia web del administrador ferroviario.
Con independencia de lo que dijeran los papeles y las declaraciones de tanto ignorante e indocumentado, Agamenón o su porquero, la línea Orense Santiago, se pongan los políticos y sus lacayos como se pongan, era y es una línea de alta velocidad, mal parida y peor asegurada.
A la hora de las medallas claro que era una línea de alta velocidad dotada de una tecnología del copón. A la hora de las mal dadas, si te he visto, no me acuerdo. No era alta velocidad.
La justificación en la que se envuelve es de traca. Viene a decir que no es una línea de alta velocidad porque no está dentro de las líneas, que el propio Adif pinta como pertenecientes a la sociedad "Adif Alta Velocidad". Es decir, yo me lo pinto, yo me lo como. Pero, además es que esa división de Adif en dos sociedades -sólo sobre el papel- la de alta velocidad y la convencional, es posterior al día del accidente.
Estas conductas de los empleados públicos que se burlan del sentido común y pretenden burlarse de los ciudadanos deberían estar penadas legalmente y ser destituidos de su cargo inmediata y fulminantemente. Es un insulto para las víctimas y sus familias y es un insulto con el agravante añadido de haber mantenido esta falacia en sede parlamentaria. ¿Acaso el sr Ferré no ha tenido bastante con el varapalo que le arrean todas las pericias y en especial la del perito de la aseguradora de Renfe?
Seguro que en la inauguración de la línea, todo el mundo celebró tener ya AVE, aún sin sistemas de seguridad. ¿qué ocupación tiene ahora esta línea de alta velocidad? ¿Hay línea convencional alternativa que funcione? El aforo baja de año en año. El político, a veces, da lo que el pueblo pide, para ganar votos. Y para ganar votos mentirá. No se llega a político precisamente por ser un dechado de virtudes. Quien vota a un político por su traje y su corte de pelo, tiene el corte de mangas que se merece. El pueblo, soberano (o fundador, como aquellos brandis de antes) no consigue el cambio de la ley electoral, para que si sólo vota un 60% de los electores, se pierda el 40% de los escaños. Si la gente no quiere votar es que no quiere mantener esa jarca de vividores. Y cualquiera que tiene un cargín , mantiene una piara de lechoncillos alrededor esperando recibir algo. Mientras no cambiemos de costumbres, nos gobernarán los más sinvergüenzas, investidos de honorabilidad. El político disfruta lo que le ofrece el contribuyente. Hay que cambiar a los ciudadanos porque los políticos son sus representantes
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