martes, 10 de febrero de 2015

La irresistible ascensión de la incompetencia


Un día analizaremos más en profundidad de qué pie cojea nuestra clase y casta política en lo que se refiere a su grado de preparación moral, cultural, académica, etc, que según nuestra opinión que ya les adelantamos, deja mucho que desear.


Hoy traemos aquí a uno de los blufs más aplaudidos, incluso por sus adversarios políticos. Nos referimos a la presidenta de la Junta de Andalucía, que ha sido capaz de comerle el coco y embaucar a casi todos, que han caído en, no se sabe bien, que redes sutiles de seducción.

Tiene, a nuestro parecer, el mismo, o parecido nivel de incompetencia, ignorancia y agrafísmo que sus correligionarios políticos de su partido o de otros muchos. Pasa, eso sí, por ser graciosilla, simpatiquilla, ocurrente y dotada de una labia  -como tal falta de contenido y sustancia-  capaz de embaucar a tirios y troyanos. Semi analfabeta, nos atrevemos a decir, pero listilla, muy listilla.

El que esta señora sea hacia la cual convergen casi todas las miradas en el PSOE como la única tabla de salvación, capaz de conducir a su grey a la tierra prometida, da una idea de cuál es hoy día el nivel de nuestros políticos.

No se le conocen aportaciones doctrinales ni obras de gobierno loables. Su currículo dice que su carrera de Derecho le costó bastantes más años de los lectivos correspondientes. Eso sí, es militante del PSOE desde los 14 años y su ascenso ha sido por la vía chusquera de aguantar carros y carretas y llevar la levita a quien fuese menester. Da igual a un garrulo como el que creó un auténtico régimen de enchufismo y clientelismo en Andalucía, como a otro que fuese algo más ilustrado que le sustituyó. A ambos les rió las gracias, a ambos les tapa, a medias, las vergüenzas, corrupciones y  atropellos que impunemente cometieron, al tiempo que sigue sin cambiar nada, a pesar de sus promesas.

Pero, como ocurre en estos casos, la culpa, o toda la culpa, no es de ella. Buena parte de la culpa es de todos nosotros que nos conformamos con tener una casta de tan casposo nivel. O a lo mejor es que el nuestro, nuestro nivel, no da para producir mejores políticos.

Qué pena, cuanta mediocridad nos invade.

1 comentario:

  1. Pues mire usted, si se mira el éxito de gran hermano vip no es de extrañar que estos listillos nos sodomicen con el beneplácito de la mayoría. Quizá a la política, al sindicato sólo se dedican los trepas, los realmente buenos están en la empresa privada sin tener que estar a expensas de la mordida y embaucando a la gente necesitada, sea Podemos, Psoe, PP, IU, CC.OO, UGT. Muchos de ellos dirán dame pan y dime...o ponme donde hay que yo ya me encargaré...

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