Primero fue Podemos, que conforme pasaba el tiempo y a sus chicos les iban sacando asuntos turbios, se iban metiendo en todos los charcos, pugnando a ver quien decía la tontería más gorda.
Hasta hace nada, parece que Ciudadanos se mantenía al margen de despacharse con la primera ocurrencia que se les pasaba por la cabeza. En una semana Ciudadanos ha cubierto el cupo de las tonterías posibles. Que si limitar el nº de personas por habitación ( ni la dictadura castrista se atrevió a tanto), que si hay que jubilar de la política a los nacidos antes de 1978, etc, etc ... y qué decir tiene de como explica el programa el candidato de Ciudad Real, entre otras muchas.
Alberto Rivera es una persona que parece que piensa antes las cosas que dice y que habla mucho mejor que la media de la parroquia política. ¿Qué le ha pasado?, ¿qué le ha hecho perder el norte, la mesura y la prudencia?
Aquí, nadie se libra del virus de las chorradas.
Si con chorradas se ganan votos, se dicen chorradas. El voto de un imbécil vale tanto como el de un inteligente, pero cuesta más ganarlo. Por eso hay que rebañar hasta los votos más insospechados en todos los medios de comunicación. Claro que se arriesgan al perder el sector que ya tenían convencido por la sensatez que han mantenido durante un tiempo
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