Medio millón de euros es lo que oficialmente se reconoce como que nos ha costado que su amigo, el entonces rey, ordenase acondicionar un pabellón de caza del monte del Pardo como residencia de su amiga, para poder residir el uno del otro a una prudencial distancia. Es decir, juntos pero no revueltos y poder verse a hurtadillas.
Esta señorita ya tiene casoplón en el exclusivo y distinguido barrio residencial de Somosaguas de Madrid, segín publica el diario El Confidencial, equipado a todo trapo con las últimas tecnologías en materia de seguridad y lujo y confort en su interior.
Si ya tuvimos que poner pisito a esta señorita, según afirma el diario citado, ahora parece que ha arramplado con muebles que pertenecen a Patrimonio Nacional, que tanto este organismo como la casa real dan la callada por respuesta.
¿que se debe hacer en estos casos?
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