martes, 28 de julio de 2015

Rajoy y Don Felipe VI siguen templando gaitas


Lo venimos denunciando post tras post. La melifluez de Rajoy y de otros que han venido cediendo a las provocaciones secesionistas, una tras otra. A esta tropa se ha sumado con sus últimas actuaciones el rey Don Felipe VI que se ha dejado insultar por los pitidos de un estadio plagados de independentistas jaleados por los políticos secesionistas catalanes y vascos y la sonrisa delictiva de un payaso cual es la máxima autoridad del Estado en Cataluña, presunto delincuente.

La segunda, la entrevista del monarca con Mas en la Zarzuela en la que el delincuente se permite en la antesala decir que viene a la reunión en son de paz.

La tercera, la amenaza abierta, pública y notoria de que las elecciones autonómicas se van a convertir en unas elecciones plebiscitarias, lo que es un claro fraude de ley y que una vez ganadas se va a declarar unilateralmente la independencia de Cataluña.

La última, la creación de una agencia tributaria  al margen del sistema fiscal español. Navarra y las provincias vascas tienen sus sistemas fiscales propios que vienen del antaño histórico y que nada tiene que ver con lo que ahora quiere implantar el secesionista y que no se corta un pelo en airear a los cuatro vientos.

¿Cómo se ha llegado a consentir tanto despropósito? Por inanición, dejadez, melifluez, cobardía y más despropósitos. Mas y la corte independentista debería hace tiempo estar procesados, con independencia de que en su momento proceda la aplicación del artº 155 de la Constitución.

Mas ha incurrido en un delito de sedición, se haya o no materializado todavía. Según nos ilustra Roberto Centeno (*), los artículos 544 y siguientes del Código Penal, el delito de sedición aunque no se consume, tiene penas de cárcel de 8 a 10 años, y de 10 a 15 si fueran personas constituidas en autoridad.

Según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, para que el delito esté consumado no es necesario que haya logrado los fines propuestos, porque es un delito de tendencia y de mera actividad. La mera provocación, conspiración o proposición para la sedición es ya un delito” (art. 548).

Rajoy y su Gobierno han permitido que se consume el delito, es decir, no han hecho nada para impedir la sedición de Cataluña aunque no haya sido consumada. Y ahora ni siquiera es capaz de adelantar las elecciones generales al 27-S por razones de interés exclusivamente personal, para permitir que el voto de todos los españoles destruya al secesionismo. Pero su ansia desmedida de poder y falta de sentido del Estado tendrán su justo castigo: no volverá a ser presidente del Gobierno.

Cumplan y hagan cumplir la ley, que es su obligación. Aquí no hay nada que pactar ni chalanear. No admitan más desafíos. Se acabaron más competencias. Se acabó el diálogo. Es el momento de actuar.
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(*) Leer más:  Independencia de Cataluña: La gran batalla del otoño. Blogs de El Disparate Económico  http://goo.gl/a4ZcP2

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