Ayer hemos comprobado por boca de la alumna Cifuentes que nunca fué a clase, no asistió a exámenes, no tiene el trabajo fin de máster y se matriculó un trimestre más tarde del plazo legal. Eso, para empezar.
Todo ello, a este señora le parece normal y a la universidad, por boca de su rector en la comparecencia, de que no hubo trato de favor Lo único que hizo la alumna fantasma en su comparecencia ante el pleno de la asamble madrileña fué enseñar, sin dar copia a la prensa de los papeles que poco antes le había remitido la URJC con los sellos de la misma.
Una incógnita: ¿quién de la universidad le procuró a Cifuentes unos papeles, muy probablemente fraudulentos, sellados? La universidad acaba de hacer público un comunicado que afirma que la investigación que lleva acabo este centro va a llegar hasta las últimas consecuencias en el esclarecimiento de la verdad.
Por algún medio hemos conocido que las firmas de al menos dos firmantes, son falsas y que nunca se reunió el tribunal calificador. Muy sospechosa resulta la actitud del director del máster y una presunta reunión de éste con las firmantes del acta, en un despacho de abogados para, presumiblemente, ponerse de acuerdo en las coartadas que hagan verosímil la licitud de las actuaciones.
De principio a fin, todo lo ocurrido en el supuesto máster cursado por la presidenta es un cúmulo de despropósitos e incoherencias. Y cuesta mucho trabajo creer que la investigación de la universidad esclarezca algo ya que sus gestores, algunos profesores y administrativos, no se van a hacer el hara-kiri para salvar a una política inmoral. Habrá, no obstante, que dar una presunción de credibilidad a lo que nos pueda contar la universidad, dados sus antecedentes en corrupciones. Vamos a esperar y ver.
No obstante, probado ha quedado, que al menos la alumna CIFUENTES recibió mucho trato de favor en este oprobioso sainete. Dicho por su boca.
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