viernes, 4 de mayo de 2018

Fabricas de corruptos

Fábricas de corruptos y vagos. En esto han devenido la mayoría de los partidos políticos. Sobre todo los más veteranos,  que son los que acumulan más costra y mugre de corrupción. Tampoco se quedan a la zaga las grandes centrales sindicales, que a la par de corruptos, sus filas, están bien nutridas de vagos, unos seres que ni siquiera se dedican a los suyo y sestean, sin dar palo al agua, en las empresas.


A más, a más, que dicen por la esquina nordeste de España la grey sindical sólo suele trabajar un día al año, que es l 1º de Mayo en que son obligados a sacar a pasear la variopinta bandería.

A parte de que la decrepitud de los sindicatos de clase se la han ganado a pulso por tanta corrupción, ineptitud y arribismo, su declive se une al de sus mentores, que en el caso de los dos mayoritarios CCOO y UGT son  - mejor, eran- el PC y el PSOE, respectivamente. Por ello, cada vez más echan mano de la parroquia adjunta, tales como feminazis, el batiburrillo del género y demás comparsas anti sistema. Sólo conozco un sindicato de los llamados de clase que se salva de la quema, que no es otro que la USO, de inspiración cristiana, no marxista.

Pero los que aúnan los dos adjetivos a manos llenas son los partidos, la partitocracia nacional, que cuantos más años a sus espaldas, más trincones. Estos sí son factorías de corrupción, al servicio de jetas, ignorantes y tuercebotas.

Allí donde asientan sus reales, léanse las instituciones, las pervierten. La Junta de Andalucía (PSOE), la Generalidad catalana (CIU)  -separatismo y 3%-,  la Generalidad valenciana (PP y PSOE), la Comunidad de Madrid (PP), a lo que hay que sumr multitud de ayuntamientos de todos los colores y banderías.

¿Cómo van a querer suprimir la autonomías si son un comedero, bebedero y f**ladero para sus greys? La llamada transición, no se sabe bien a qué, fue un pacto de los posfranquistas con las neo izquierdas y los nacionalistas,que ambos perdieron la guerra civil, para repartirse el cotarro, pacto que acabaron rompiendo los nacionalistas y la izquierda en la persona del indigente intelectual  apellidado Rodríguez Zapatero.

El pacto estalló por los aires y ahora nos encontramos con unas izquierdas montaraces subidas al machito de autonomías y los ayuntamientos más importantes de España y a los nacionalismos atentando abiertamente contra el Estado, ante la pasividad de una derecha desnortada, sumisa y cobarde.











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