lunes, 23 de julio de 2018

La derecha y la extrema / ultra derecha


Viene esto a cuento de la salida de dos voceros, uno comuno-populista y la otra socialista, ambos harto ignorantes por lo que no voy a perder ni un segundo, porque ahí están las hemerotecas y videotecas. Se trata del anticapitalista Echenique que ahora vive a cuerpo de rey y  la ministra Calvo, que decía que el dinero público no era de nadie y que para echarse un polvo seguro hay que pedir previamente consentimiento expreso, quizá el día de mañana ante notario.


No han tardado ni un día en calificar al PP y al nuevo presidente del PP como de extrema derecha y en decir que ahora ya no existe la derecha política, sino que hay tres partidos de extrema derecha: dos grandes y uno pequeño. Qué triste debe ser que para que te paguen a fin de mes, tengas que decir tanta parida.

Es conveniente aclarar el tópico que propalan las izquierdas cuando se refieren a todo aquel partido, grupo político o personas que no comulgan con sus ideologías, consistente en colgarles el sambenito de fachas o de extrema / ultra derecha.


A la izquierda, de siempre se le ha dado bien mentir y dar la vuelta a las cosas, a sabiendas que los partidos españoles conservadores y/o de derechas siempre se arrugan ante cualquier descalificación de esta naturaleza, e incluso se pliegan a muchos de sus postulados a fin de que no les tachen de fachas, retrógrados y nazis.



¿Qué dice la historia de esto? Pues, lo primero que hay que decir es que tanto el fascismo italiano como el nazismo alemán, que llevaban por nombre el fascio y nacional socialismo, son hijos de las izquierdas, entre otras muchas cosas, por su propia denominación. Los fascistas y nazis de brazo estirado en alto, son unos hijos heréticos de aquellos que desde 1917 elevaban sus puños en alto al cielo y que acumulan cientos de millones de víctimas en todas las latitudes del planeta.

Una vez finalizada en 1945 la segunda guerra mundial con la victoria del comunismo estalinista y los aliados, los primeros se dieron mucha prisa para lavar su pecado original ante las nuevas generaciones de europeos y disimular lo mucho que tenían que ver con la ideología de los vencidos.

Es por ello, que a todo posicionamiento político de tinte conservador o de derecha, las izquierdas, extremas o menos extremas, les adjetiven con el prefijo de extrema o ultra, de los los conservadores y la propia derecha huyen como el poseído ante la cruz.

Bien se han encargado durante décadas los comunistas y socialistas de influir en los medios de comunicación y en la sociedad en general para que este tópico cale en las gentes que, dado el analfabeto-pasotismo que caracteriza a nuestra sociedad, nos tragamos sin ninguna dificultad.

Nada tiene que ver el conservadurismo actual, el humanismo y los valores cristianos, las derechas, el centro derecha, etc con el nazismo y el fascismo, que no fueron otra cosa que hijos de su propia doctrina y sobre quienes pesan océanos de sangre.

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