domingo, 9 de noviembre de 2014

La jeta de Durán


Foto: ara.cat
Siempre se ha distinguido por la ambigüedad, por nadar y guardar la ropa. Es lo más parecido a los camaleones. Aquí dice una cosa y otra más allá. Es capaz de trabajar para dos causas a la vez, aunque esas causas puedan entrar en conflicto.
Este señor ostenta el puesto de presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados por lo que se entiende que representa y defiende los intereses de España por el mundo adelante. Pero,  -hay los peros-, este señor también defiende a Cataluña y es el secretario de Unió, formación política catalana coaligada con la troupe independentista de Convergencia. O sea, que no sabemos si es nacionalista o independentista, si va o viene, si sube o baja, si defiende a España o a Cataluña, o a ambas, o a ninguna. Un lío.
Dicho sea de paso, viniendo a cuenta, o no, se pega unos viajes de padre y muy señor mío y es un bon vivant ya que para estar al ladito de su trabajo, cuando viene a Madrid se aloja, nada más y nada menos, que en el hotel Palace, con sólo cruzar la calle.
Señores del Congreso, diputados, este señor no debe presidir la comisión que ahora preside ni un minuto más. Es lo que se dice toda una contradicción "in terminis" y una inmoralidad.

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