El inquisidor Catalá

Aquí, en este país, cualquier indocumentado con una oposicioncilla, sirve lo mismo para un roto que un descosido. Es el caso del señor Catalá, ministro de Justicia (cuesta escribirla con mayúscula) que anteriormente fue secretario de estado de infraestructuras y antes, de lo mismo en Justicia, etc, etc.

Pues este señor, va ayer y se larga con que se debería debatir si las filtraciones de los sumarios deberían estar penadas y la conveniencia también de castigar a los medios que las difundan. Vamos, una nueva ley mordaza, una patada a la libertad de información, la vuelta a la autocensura.

Ministro, sobra con la legislación existente y vigente para cumplir sus deseos censuradores. Pero ojo, que les puede salir el tiro por la culata, ya que está demostrado que los primeros que filtran las noticias son los propios políticos, sobre todo los que detentan el gobierno.

Esta misma mañana, ni venticuatro horas después, ha dicho lo que siempre dicen cuando lanzan un globo sonda, que fue mal interpretado y que no dijo lo que dijo, haciendo gala de un rostro como el cemento armado.

Este señor ha confundido el cargo con el del ministro del interior. Ni siquiera, con el antiguo ministro que se decía de Gobernación. No tiene decoro, ni sensibilidad de nada. Siempre quieren matar al mensajero aunque para ello tengan que asesinar la libertad de expresión y la de información.

Que cuiden y se vigilen más los sumarios. Si existen gargantas profundas que las combatan y que dejen a los medios, a los periodistas y a los ciudadanos hacer sus trabajos y respeten los derechos a ser informados, vengan las informaciones de donde vengan. Este país nunca ha sido una democracia, ni siquiera partitocracia. Un lodazal de pícaros, jetas. Esto es lo que son los políticos que soportamos.

Dimite, ministro, si tienes algo de vergüenza torera.