Grecia inventó la democracia, que era el gobierno del pueblo, pero no obligatoriamente como hoy lo conocemos y practicamos. Porque la democracia no consiste en meter un voto en una urna cada cuatro años, y ya está. Encima, con los candidatos a que nos obliga una organización cuyos fines principales son dar de comer a los suyos y perpetuarse en el poder lo más posible.
La democracia griega se ejercía en el agora, o sea la plaza, de forma directa, donde se avivaban los debates y donde se tenían en cuenta las opiniones de los filósofos y de los más ancianos. Pero, la democracia llegaba hasta donde llegaba y servía para lo que servía. La democracia griega permitió el suicidio inducido del más grande filósofo que conocieron los tiempos, Sócrates, avalado por votación popular, lo mismo que la lex romana permitió, sin encontrar el juez romano delito alguno, la crucifixión de un inocente, Jesucristo, porque una chusma previamente agitada así lo decidió. Y sin embargo, eran democracias.
Nada más lejos de la democracia que el omnímodo poder y abusos de los estados y la invasión de los poderes sobre las ideas de las personas y sus libertades de pensamiento, opinión y expresión. Nada más lejos de lo que es una democracia que el pensamiento único impuesto, en manifestaciones como el sexo, la femineidad, hoy día tan tergiversadas y en boga, promovidas por las ideologías marxistas ante el fracaso de la liberación de un proletariado industrial.
La talasocracia es el "dominio político y económico basado en el dominio de los mares. Por ejemplo "el hecho de que los navegantes minoicos se hicieran presentes en todos los lugares del Mediterráneo oriental se debe la idea de la talasocracia o imperio marítimo cretense" ).
Muchos creen hoy día, que a la democracia se opone la dictadura y ello no es cierto. Hubo y hay dictaduras donde se vota y se realizan plebiscitos. La dictadura es una forma o gradiente de gobierno, ejercida con más o menos rigor, mientras que la democracia es una forma del sistema, caracterizada por la separación de poderes, el imperio de la Ley, el respeto a las libertades y los derechos, así como la exigencia de las obligaciones, a todos los ciudadanos por igual.
Frente a la talasocracia cretense se situaba la democracia ateniense, es decir, la polis, la urbe, la ciudad frente al expansionismo, al colonialismo, al puro negocio. Talasocracia también fue Cartago con sus colonias mercantiles por todo el Mediterráneo, frente a la democracia romana. Talasocracia fue también el imperio colonial británico con sus genocidios y expolios en toda la urbe, en contraposición al mestizaje español en América y la culturización occidental cristiana de los pueblos indígenas.
España ha sido muy tempranamente una democracia gracias a la herencia de Roma, de la que heredamos en primer lugar el latín, o sea el castellano, las leyes de sus códigos, su arquitectura, sus calzadas, la obra pública que todavía existe y funciona, sus instituciones plasmadas en nuestros tribunales como son el senado, las provincias, los municipios, etc.
España ha sido también muy tempranamente una nación. Ya con Roma, la Hispania era algo más que una provincia que se empezaba a conformar como nación y por tanto cuenta con más de dos mil años como tal. Otra cosa, que solemos confundir con la nación, es el estado, que es un invento posterior a la nación, que en España nace con la unificación de los antiguos reinos visigodos, una vez expulsado el islam, llevada a cabo por los Reyes Católicos. Antes que Inglaterra, ya el reino de León inventó el parlamento a cortes y un vulgar caballero tomó juramento a su rey Alfonso de no tener nada que ver en el asesinato del hermano de éste.
El estado es la organización de la nación, pero no su sustancia. La nación es un proyecto común, una historia común, una cultura común y unos intereses comunes.
Hoy día, la izquierda y en especial la extrema izquierda marxista tiene un proyecto, plasmado en la ingeniería social dominante para destruir las naciones y dejar, a largo plazo, un único estado mundial, que imponga una ideología política totalitaria, de feminismo radical, de género que arrase con las libertades individuales y de conciencia, la presunción de inocencia para todos y las leyes justas.
Hoy por hoy, desgraciadamente, ganan las antiguas talasocracias a la milenaria democracia..
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