Antes, aclaremos que "lobby" no es un grupo de presión, pero que por extensión, así se ha denominado a aquellos que trabajan o hacen "lobbing" -en inglés "política de vestíbulo", que se inventaron los parlamentarios ingleses en el s. XVIII como forma de hacer política y que no es otra cosa que trabajar e intermediar para grupos interesados en influir en decisiones políticas, económicas, etc.
O dicho de otra manera, zascandilear entre cenáculos, contubernios para que aquellos que les pagan obtengan beneficios, prebendas, méritos, emolumentos, etc. En definitiva, conseguidores, como aquellos del célebre programa televisivo.
En la España contemporánea, el inventor u homo antecesor de la versión carpetovetónica de lobbista fue el célebre Juan Guerra, alias "mienmano" con el despachito que se montó a la entrada del palacio de San Telmo de Sevilla, que a base de "cafelitos" arreglaba los asuntos de todo pelaje que le llevaban los peticionarios y él trasladaba a la superioridad, a cambio de algún óbolo, se supone.
Hoy los lobbistas, como de los que nos vamos a ocupar. son otra cosa más fina, más tipo consulting de alto standing, de contenido más estratégico, vocablo que viste mucho y queda muy ok, bien instalados en oficinas de diseño y a años luz de andrajosidades y cafelitos en el bar de enfrente.
El personaje que nos ocupa, es el arquetipo de quien se apunta a un partido en sus años jóvenes y hace, prácticamente, toda su carrera en el partido político de turno. En este caso el Psoe. En este partido fue ascendiendo en el escalafón hasta llegar a secretario de organización, ministro de Fomento y parlamentario europeo, puesto en que ya no repitió en la lista de las últimas elecciones. A todo esto, no acabó la carrera de Derecho que inició, años ha en la universidad compostelana.
Por lo que se ve, a este señor, sin oficio ni beneficio en la actualidad y de infausta memoria como ministro de Fomento, con, al menos, evidentes responsabilidades políticas en el accidente de Angrois, se le acabó la mamandurria política, o según él dice que retirado motu proprio. Sea como fuere su abandono de la política ya sea como lobbista o conseguidor, va a utilizar su agenda de antaño para abrir puertas y despachos hogaño. Salvo la experiencia de "chalaneo" y del bla, bla, bla político, ¿qué conocimientos y preparación tiene este bachiller para desempeñar su nuevo trabajo, metido a "consultor estratégico de asuntos públicos" (sic)?
Pues, la misma competencia que tiene para haber llegado a ministro de Fomento, es decir, ninguna. Su gestión pasará a la historia, no como a la que él aspiraba, -llevar la AV a sus paisanos, mintiendo- sino el tener que asumir que bajo su tiempo de ministro, ambiciones políticas y electoralistas se produjesen 81 fallecidos, 140 heridos y mucho dolor a muchas familias, todavía por reparar.
Miedo nos da, los destrozos que este señor puede causar a la vida pública e institucional española y esperemos que su nueva empresa no lo especialice como experto en temas de infraestructuras y transporte, porque si va a aplicar la experiencia que haya podido aprender y aprehender en Fomento, que el Apóstol Santiago nos proteja.
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NOTA:
Como dice un comentarista del post:
, "Me llamó la atención que alguien pudiera calificar como "Profesión" la labor de los políticos. Pues bien, es lo que ponía y pone en dicha web: Profesión: Político y Consultor electoral. Ahora tendrá/án que añadir la de "lobbista" "conseguidor" ... La de Consultor estratégico en asuntos públicos, es más infumable ...
Pues sí, así es. Se llega a la profesión (?) de político con el Bachillerato. Así nos va.
No se pierdan el enlace que cita el comentarista: http://www.pepeblanco.es/biografia/
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