Todos los despropósitos que hace el gobierno de Sánchez tienen una finalidad exclusiva: ganar las próximas elecciones. Pero en el último, no se equivoquen quienes lean estas líneas, además de esta intención, es la de proteger la recaudación y por ende los despilfarros autonómicos que con la última sentencia del Supremo, estaban en el alero.
Sabe de sobra Sánchez, que los bancos van a repercutir el coste del impuesto sobre toda una pléyade de comisiones posibles, e incluso, ganar con la sentencia. La urgencia en desmontar la sentencia, no es otra que la urgencia en que nadie le pise el impacto electoral, por demagógico y falaz que sea.
Sabía también Sánchez que los recursos podían hacer que las haciendas autonómicas tuviesen que devolver las cantidades cobradas por los bancos, al menos por 4 años, lo que supondría un quebranto para el presupuesto de no menos de 4.000.000.000 de euros. Y ésta ha sido su jugada.
Con ello ha matado dos pájaros de un tiro: un excelente gol electoral para contentar a su electorado más radical, al tiempo que le come parte de la merienda a Podemos y aleja del gobierno la espada de Damocles de tener que devolver un fuerte suma de dinero que desbarataría sus ya enclenques cuentas.
El que a los hipotecados la Banca les siga sacando la pasta a través de otros medios, a Sánchez le importa tres pitos. Lo mismo que a Podemos, que siempre ha abogado por la subida de impuestos. Lo malo es que siempre acaban subiendolos a los menos ricos.
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