lunes, 22 de julio de 2019

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Son los euros que la Generalidad de Cataluña asigna a los llamados menas hasta los 24 años de edad, una vez que abandonan el centro de acogida. Como es bien sabido,  algunos de estos jóvenes son responsables de ejercer una delincuencia callejera, cuando no, de formar parte de grupos o bandas apodadas "manadas" que se caracterizan por cometer agresiones y/o violaciones sexuales.

Mayoritariamente estos menores son de nacionalidad marroquí a los que sus familiares ponen en una patera sin documentación alguna para que vengan a España y gocen de estas ventajas sociales, que por ínfimas que nos parezcan son mucho mejores que las que podrían alcanzar en su país.

O sea, que en España acogemos, damos techo, alimento y subsidio a unos menores, mientras que en su país, su rey, que dispone de una inmensa fortuna a cargo de sus súbditos, con una decena de palacios repartidos por todo Marruecos, numerosos negocios de todo tipo y mansiones en Francia y otros países, nos endilga a nosotros a parte de sus menores para que nos hagamos cargo de ellos. Y mientras adquiere un nuevo yate por importe de 88 millones de euros.

Y aquí, al igual que lo que dice la legislación comunitaria, como se suele decir, nos la cogemos con papel de fumar, mientras destrozan nuestra convivencia y se dedican a delinquir abiertamente.

Sensu contrario, a una familia con una niña tetrapléjica la Generalidad le rebajó la ayuda de 440 euros a 36 euros, alegando no se sabe por qué, ni por qué razones de papeleo o por no presentar suficientes motivos para ser ayudada esta familia. Se prima al delincuente pero no se ayuda al débil.

También hay más de 800.000 euros de subvención a la fiesta madrileña del orgullo, es decir a un lobby privado copado por la izquierda, así como a los sindicatos, etc, etc, pero no hay dinero para las actividades que hacen avanzar a un país

Miren ustedes. Yo tengo una hija que es investigadora y doctora ingeniero agrónomo. Que se ha pasado la vida estudiando y trabajando en la investigación, siempre con contratos mileuristas y eventuales, que se ha ido forjando un cierto currículo y un buen nº de publicaciones especializadas en su tema, al tiempo que atendiendo a su casa, marido e hijos y que cuando vino la crisis, llegado un momento le dijeron que no había dinero y se quedó sin contrato.

Ya ha agotado el tiempo de cobertura del desempleo y ahora no recibe prestación ni ayuda alguna. Y así sigue, aunque siga trabajando en su casa gratia et amore. Sobran las palabras.

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